Contexto y gobernanza algorítmica
Durante más de un siglo, la política económica ha girado constantemente en torno a un eje: ¿es mejor para la sociedad un modelo basado en la intervención estatal o uno guiado por el liberalismo económico?
Ese debate ha definido ideologías, guerras culturales y guerras de verdad. Ha inspirado políticas públicas, revoluciones, constituciones y modelos de convivencia. Y, sin embargo, hoy podría estar entrando en una fase decisiva: la era de la gobernanza algorítmica.
La incorporación de tecnologías como la inteligencia artificial, el Big Data y la computación avanzada en los procesos de decisión está transformando radicalmente las empresas. Lo que antes dependía de la experiencia, la intuición o el debate interminable, ahora puede resolverse con evidencia objetiva, simulaciones masivas y sistemas que aprenden de forma continua.
De las empresas al estado
El proceso comienza —como tantas veces en la historia— en el ámbito empresarial. Algunas compañías pioneras ya están utilizando IA y modelos predictivos para decidir inversiones, optimizar operaciones y anticipar tendencias de mercado con una precisión impensable hace tan solo una década. Estas organizaciones obtendrán ventaja competitiva, y la presión del mercado obligará al resto a adoptar sistemas similares.
La lógica se extenderá más allá de las empresas. La propia sociedad, acostumbrada a beneficiarse de decisiones más rápidas, precisas y basadas en datos, exigirá que las instituciones funcionen con la misma eficiencia. Y en ese punto, los Estados no tendrán más remedio que adaptarse.
Evolución más que revolución
El cambio se daría como una consecuencia lógica y progresiva, más que como un triunfo ideológico. Sin embargo, la velocidad del mismo puede hacerlo parecer revolucionario, igual que está ocurriendo hoy en las empresas.
Esto no significaría la desaparición total de la política, pero sí podría reducir drásticamente el número de políticos y, con ello, el interminable y estéril debate ideológico. La propia tecnología haría más eficiente al Estado, llevándolo a tender hacia un tamaño reducido, ágil y altamente funcional.
Mi visión
Como defensor del mercado, de las empresas, de los innovadores y de quienes construyen, creo que este modelo nos llevará a un escenario en el que las decisiones se basen cada vez más en datos y evidencias. Esa dinámica nos conducirá progresivamente a un libre mercado acompañado de Estados reducidos y eficientes, lo que considero el camino más rápido hacia el logro social que cualquier persona razonable y con valores desearía: prosperidad, salud y felicidad para la mayor parte posible de la población, alcanzadas por ellos mismos.
Una consecuencia inevitable
El cambio no se produciría porque una ideología “venza” a la otra, sino porque la sociedad descubriría un mecanismo más eficaz y objetivo para gestionar la complejidad. El debate secular sobre intervención y mercado podría diluirse, no por consenso ni por imposición, sino por evidencia.
La gobernanza algorítmica no es un ideal futuro: ya se está gestando en los procesos empresariales. Y, como tantas veces en la historia, lo que empieza en la empresa terminará transformando la sociedad.